Cuando se iniciaba el trabajo de parto también estaban presentes los familiares del muchacho y la parturienta, pudiendo haber de dos a tres parteras si la mujer era de condición social alta, el esposo sostenía a la parturienta tomándola por debajo de los brazos mientras ella se acuclillaba o se abrazaba a la cintura del marido. La partera le daba masajes en el abdomen y le daba a tomar "cihuappactli", y medio dedo de la cola molido del "tlaquatzin" para expeler y hacer salir la criatura, también levantaba en alto a la parturienta tomándola por ambas manos por la cabeza y le daba en la espalda con las manos o los pies, pidiéndole que se esforzara. Una vez nacido el niño y cortado el cordón umbilical con un cuchillo de obsidiana, se colocaba la sangre de este cuchillo sobre una mazorca de maíz y se procedía a enterrar la placenta y el cordón umbilical así: si el cordón umbilical era de una niña, se enterraba dentro de la casa, pues el lugar de la mujer era el hogar y si era el de un varón, se entregaba a los guerreros o se enterraba en cualquier lugar fuera del hogar, pues el lugar del hombre era la guerra y no tenia hogar. La mazorca de maíz era desgranada y cultivada como cosa sagrada sirviendo la primera cosecha para la alimentación del niño.
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